Visita privada: La casa cálida y contemporánea de Ramón Esteve
El arquitecto valenciano nos abre su casa-estudio: un edificio de 5 plantas en el barrio del Carmen de Valencia.
A pesar de firmar proyectos minimalistas y atemporales, Ramón Esteve (Valencia, 1964) siempre introduce toques cálidos y cercanos. Fundó su estudio en 1991 y desde entonces no ha parado de crecer hasta convertirse en uno de los arquitectos destacados del panorama nacional. La vivienda de Ramón se ubica en el barrio del Carmen, en el centro histórico de Valencia. Él mismo llevó a cabo todo el proyecto arquitectónico desde cero, pero recuperando elementos del edificio original abandonados en el propio solar. “Inicialmente buscaba un piso para reformar, pero la agente inmobiliario me habló de solar disponible y entonces me picó la curiosidad y no pude quitarme la idea de la cabeza”, cuenta Ramón. Visitamos su casa-estudio: un edificio de cinco plantas que funciona como estandarte de su filosofía de trabajo y muestra de su estilo.
“La construcción del edificio fue un proceso largo y tedioso porque reformar un solar en el casco histórico de una ciudad es muy complejo y muchos abandonan la idea. Yo soy un romántico y quería conseguirlo costara lo que costase”, dice Ramón.
En total, fueron 3 años para acabar el proyecto, aunque pasaron más desde que compró el solar y pudo comenzar a construir. Ramón explica que es importante entender que “el casco histórico es como un edificio en sí. Mi proyecto debía ser una pieza que se integrase”.
En total, fueron 3 años para acabar el proyecto, aunque pasaron más desde que compró el solar y pudo comenzar a construir. Ramón explica que es importante entender que “el casco histórico es como un edificio en sí. Mi proyecto debía ser una pieza que se integrase”.
Por un lado, Ramón hizo un trabajo de reconstrucción. “El proyecto recupera lo poco que había de la edificio original. El chaflán era de sillería y el resto de materiales estaban tirados en el propio solar, así que fui recuperándolos y montándolos”.
Los balcones son otro de los elementos importantes del proyecto. “Lo que hice fue crear un ritmo de ventanas y balcones que reproduce el mismo que en su día tenía el edificio original. Conseguí información sobre el volumen, la altura y las proporciones en los documentos de la ficha de patrimonio”, relata Ramón. Un ejercicio de historia y reconstrucción arquitectónica que ha concluido con la declaración del proyecto como patrimonio de la ciudad. “Ahora mismo no podría modificarlo. Lo protegen contra mí”, dice Ramón entre risas.
Los balcones son otro de los elementos importantes del proyecto. “Lo que hice fue crear un ritmo de ventanas y balcones que reproduce el mismo que en su día tenía el edificio original. Conseguí información sobre el volumen, la altura y las proporciones en los documentos de la ficha de patrimonio”, relata Ramón. Un ejercicio de historia y reconstrucción arquitectónica que ha concluido con la declaración del proyecto como patrimonio de la ciudad. “Ahora mismo no podría modificarlo. Lo protegen contra mí”, dice Ramón entre risas.
De las cinco plantas, las dos superiores pertenecen a la vivienda. Las 3 inferiores –contando el sótano–, al estudio. Desde el principio Ramón tenía claro que quería la casa y el estudio unidos. “Me encanta tener estos dos espacios juntos, porque cuando, de repente, se me ocurre una idea o cómo solucionar algo en un proyecto, puedo bajar y seguir trabajando en ello. Realmente, lo que a algunos les parece negativo, para mí es algo positivo. Me gusta la relación entre trabajo y vida”, reconoce Ramón.
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La entrada a la casa se hace por un gran espacio que integra salón y comedor. “A nivel interior es una casa sobria, contemporánea y atemporal. Aunque la acabé hace ya más de 11 años, creo que ha soportado muy bien el paso del tiempo”, dice Ramón. Todos los muebles han sido diseñados por él mismo.
Sofás de la colección ADN, de Joquer.
Sofás de la colección ADN, de Joquer.
Junto al escritorio se encuentra una de las piezas preferidas del arquitecto. Es la butaca Oru, que Ramón diseñó para Joquer. “Fue una pieza que tuvo mucho éxito y que personalmente me gusta mucho”, cuenta.
Gracias a las puertas correderas de madera, la luz se tamiza hacia el interior de la vivienda.
Lámpara de pie TMM, de Miguel Milá para Santa & Cole.
En el salón, un proyector en el techo delata una de las pasiones de Ramón. “Soy cinéfilo total. Desde clásicos hasta locuras contemporáneas. Soy muy seguidor de los hermanos Cohen y de Jim Jarmusch, pero uno de los últimos directores que me gustan con locura es Sorrentino”, cuenta.
Una vez abiertas las puertas, el salón queda como un espacio semiexterior.
“En la casa hay muy pocos materiales. Toda la carpintería metálica es es de acero galvanizado”, cuenta Ramón.
Uno de los materiales que destacan es la piedra Ulldecona gris “un material de cantera valenciana con piezas macizas. Me gusta el aspecto tectónico del material, aunque es gris, tiene un matiz de color muy fresco”, explica Ramón.
Uno de los materiales que destacan es la piedra Ulldecona gris “un material de cantera valenciana con piezas macizas. Me gusta el aspecto tectónico del material, aunque es gris, tiene un matiz de color muy fresco”, explica Ramón.
La entrada a la terraza se hace a través de grandes puertas correderas de cristal, de modo que al abrirlas lo que se consigue es una zona completamente abierta al exterior. “Era muy importante que la casa tuviera terraza y ático. Es la zona de la casa que más me gusta. Estaría ahí siempre porque en Valencia tenemos un clima que lo permite”, afirma Ramón.
Para aprovechar las vistas, “esta casa está distribuida al revés de lo tradicional. La parte pública de salón y cocina está en la parte de arriba y los dormitorios en la planta inferior”, explica Ramón.
Para aprovechar las vistas, “esta casa está distribuida al revés de lo tradicional. La parte pública de salón y cocina está en la parte de arriba y los dormitorios en la planta inferior”, explica Ramón.
En esta zona queda también patente la intencionalidad del proyecto de respetar el entorno histórico del edificio. “Proyecté la cubierta inclinada y con teja para que se integrara con el resto del barrio”, explica Ramón.
Otro de los elementos que recupera de la arquitectura mediterránea “es la celosía de madera. Así se consigue que la luz se tamice hacia el interior –continúa–. En mi trabajo siempre reviso códigos tradicionales desde un punto de vista contemporáneo”.
Otro de los elementos que recupera de la arquitectura mediterránea “es la celosía de madera. Así se consigue que la luz se tamice hacia el interior –continúa–. En mi trabajo siempre reviso códigos tradicionales desde un punto de vista contemporáneo”.
En la terraza, las sillas de plástico FAZ, de la marca de mobiliario exterior VONDOM, de la Ramón es director artístico.
La cocina se comunica con el salón a través de un pasillo abierto a la terraza.
Desde los armarios hasta las encimeras de piedra acrílica, pasando por el mobiliario, la cocina continúa el código de color blanco total del resto de la vivienda. “Todos los muebles están diseñados por mí y fabricados por carpinteros con los que trabajo habitualmente. Siempre que haces algo para ti es una oportunidad para experimentar soluciones. Este fue el enfoque en esta casa. De hecho, en uno de mis últimos trabajos personales he diseñado incluso los interruptores”, cuenta Ramón.
“Creo que mi estilo se define por un lenguaje geométrico muy limpio y puro. Pero por otro lado, utilizo materiales cálidos. Me atrae ese contraste entre lo cálido y lo frío, entre lo tradicional y lo actual. Creo que una de las cosas que llaman la atención de mis proyectos es que son muy contemporáneos, pero a la vez hay algo familiar, que tiene que ver con la memoria”, analiza Ramón.
“Los taburetes también los diseñé para la casa, aunque luego se convirtieron en una colección. Es una forma habitual de trabajar en la arquitectura. Diseñamos un mobiliario para una casa concreta y luego se edita”.
En el piso inferior, al que se accede por unas escaleras construidas con piedra Ulldecona, hay tres dormitorios: el dormitorio principal y dos más para invitados. Cada uno de ellos cuenta con un baño privado.
Un pequeño distribuidor organiza las tres habitaciones y sirve de improvisada biblioteca.
El dormitorio de Ramón es amplio y luminoso. Tras la cama, un vestidor y, a la derecha, un amplio baño. El estilo el minimalista y libre de decoración. “No tengo ningún cuadro ni obra en las paredes. Me gusta mantener el espacio limpio de distracciones”, afirma Ramón. Los muebles también los ha diseñado él.
En el vestidor, un pequeño asiento de la marca Joquer.
El cuarto de baño se abre al dormitorio; sin puertas. El mobiliario se ha fabricado a medida para la casa y la piedra Ulldecona es también la protagonista. Con ella se han creado la bancada del baño, suelo y bañera.
La ducha y el inodoro quedan tras las dos puertas, para asegurar la intimidad e higiene.
Ramón proyectó este patio interior que comunica con todas las alturas y que facilita la entrada de luz a todo el edificio. “Gracias a este elemento, el sol llega directamente incluso al sótano, creando estancias muy luminosas”, explica Ramón.
Las tres plantas inferiores corresponden al estudio. Actualmente, cuenta con 25 personas en el equipo, entre interioristas, arquitectos, diseñadores de producto y personal de apoyo. “Hemos crecido mucho en los últimos años y el espacio se nos está quedando pequeño”, reconoce Ramón.
Sobre estas líneas Ramón junto a unas maquetas de las viviendas Na Xemena y La Cantera: dos de los últimos proyectos del estudio.
Conoce mejor a Ramón Esteve y su trabajo en esta entrevista.
CUÉNTANOS…
¿Qué es lo que más te gusta de la casa de Ramón Esteve? ¿Qué te parecen sus diseños? Esperamos tus comentarios.
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Quién vive aquí: Ramón Esteve, arquitecto
Situación: barrio del Carmen, Valencia
Superficie: 910 metros cuadrados, repartidos en 3 plantas para el estudio y 2 para la vivienda
Proyecto: Ramón Esteve
Fotografía: Paula G. Furió